Aprovechando el anti-ciclón y huyendo de la ciudad en plena vorágine de compras navideñas, nos acercamos la pasada semana a una de las montañas que rodea Oviedo y a la que vergonzosamente nunca nos habíamos acercado.
Se trata del Monsacro, montaña situada en el concejo de Morcín a escasa media hora en coche de Oviedo. Es una ruta para todos los públicos, y hay varias maneras de subirla. Nosotros escogimos la subida más soleyera que comienza en Viapará. Dejamos el coche en el aparcamiento del Albergue Mirador del Angliru.
Son unos 400 m de desnivel, no llega a 6km ida y vuelta. Un paseo muy agradable para un día de invierno, no hace falta madrugar y se llega sin prisas antes del atardecer.



A nuestras espaldas queda la sierra del Aramo que tan hermosa vistas invernales proporciona a Oviedo. Este año se está retrasando mucho.

Aunque diese la sensación de que al acercarse a la cumbre habría que trepar entre las rocas, hay sendero todo el camino.

Una vez en la cresta, ésta es la vista que nos regala. Oviedo, el monte Naranco y con mejor visibilidad se podría ver el mar. También las fábricas, centrales térmicas y la ausencia de árboles, una pena.

Pero quizás lo más característico de esta pequeña montaña (1054m) es su historia y sus capillas. Hay restos megalíticos de tumbas funerarias, esta documentado que fue lugar de culto a dioses como Teleno.

Pero lo que llama la atención ahora son sus capillas, donde se dice que se escondieron reliquias llegadas de Toledo para evitar el saqueo musulmán. Entre ellas, el Arca Santa que ahora se encuentra en la Catedral de Oviedo.
Se habla de templarios y de monjes y de pozos con aguas milagrosas. Comprenderéis que el nombre de esta montaña le va que ni pintado.
Las capillas datan del siglo XII o XIII y estás resturadas.
La Ermita de Santiago o capilla de Arriba de planta octogonal


Debajo del altar está el pozo de Santo Toribio con sus aguas curativas. A través de la verja pude ver algo.

Y La Capilla de La Madalena.

Como el sol bajaba deprisa, decidimos retornar disfrutando de las estupendas vistas de la Cordillera.



Es una excursión para repetir. A pesar de la vista tan urbanizada que tiene la otra vertiente, los buitres sobrevolando la cresta del Monsacro nos hacen olvidarnos por un momento que estamos a media hora de casa.
