Erase una vez un fotógrafo aficionado cuyos comienzos fueron como los de tantos otros. Primero con las compactas hacía fotos a la familia, a los paisajes de las excursiones, y a las casitas en sus viajes. Le regalaron un reflex de segunda mano en la era analógica y flipó con el cambio aunque no se enterase mucho de la técnica fotográfica. Luego empezó a intuir el gran cambio cuando en otro regalo le cayó una compacta digital que era mala de narices pero eso de revolver en las fotos en el ordenador nada más llegar a casa era lo más de lo más.
Vino otra compacta mejor y luego se abrió la puerta con una CANON 400D, «vuaaalaa, soy un profesional con este bicho». Y como una hormiguita empezó a hacer fotos a diestro y siniestro y sobre todo a ver el trabajo de los demás, y poco a poco fue mejorando en técnica, composición y hasta se podría decir que tenía un estilo propio.
Luego llegó la 50D y algún que otro objetivo decentillo, y el aprendizaje en el procesado y en el postprocesado, y siguió analizando el trabajo de los demás.
Fue a exposiciones, leyó libros, acudía a foros fotográficos y se empapaba de todo lo que había en la red.
Miraba escrupulosamente los resultados de los concursos fotográficos y se decía: «nunca haré fotos como estás» o «pues vaya una m…las tengo mejores».
Hasta que un día, se pegó un madrugón tremendo para hacer más de 200 Km y llegar al amanecer a una de las playas de moda para afotar. La idea era hacer el fotón, el fotón distinto a todos los antes vistos. Sabía que el sol salía justo ese día por en medio de una roca con forma de corazón. Iba a ser la leche.
Bien, pues una vez allí y después de abrirse de codos entre los más de 500 fotógrafos que habían tenido la misma idea que él, vio que los resultados que aparecían en la pantalla no eran lo que había esperado, ni imaginado, ni soñado. «Bueno, quizás metiéndole photoshop…».
Pasado el momento clave, los demás fotógrafos se fueron pero él permaneció allí buscando «la foto», la que no pudo hacer. No la del amanecer, ni el sedado ni el dichoso corazón de roca. Buscaba la foto que le definiese, que marcase ese principio que necesitaba.
Se hacía tarde, y volvió hacia el coche sin «su foto». Miro el móvil, y en el wassap tenía un mensaje de unos compañeros también aficionados a la fotografía que le proponían una jornada fotográfica completita: Ir a hacer barridos de árboles en un bosque cercano, oyes seguro que salían unas fotos super artísticas; pasar después por una zona donde aseguraban que las esfinges colibrís posaban sobre orquídeas silvetres, lo más en macro; y terminar el día haciendo light painting en una mina abandonada ¡qué cool!.
El malestar por el tema de «su foto» se le pasó al instante, ya tenía planes para conseguir un fotón.
Dedicado a todos aquellos que buscan «su foto», y por favor que nadie se sienta ofendido por lo escrito, para nada está basado en hechos reales. 🙂
Y lo bien que lo pasamos en busca del fotón que casi nunca llega? Solo por eso y por la compañía bien merecen los madrugones (se que me arrepentiré de esto), los km, el calor, el frio y las mojaduras…
Pues si, y no te olvides de las comilonas, aunque últimamente no haya muchas
Pues quitando lo del Photoshop que por aquel entonces no existia yo me identifico totalmente con tu historia imaginada. Esperar una semana el revelado del Kodachrome para abrir la caja con ansiedad y ver una porqueria de diapos, fue el sentimiento que muchas veces tuve. Me gustan las dos y me encanta la segunda por la luz, es muy chula. Un saludo
Lo bueno Pepe es que tu ya tienes «tu foto» o mejor dicho «tus fotones»
Genial.
Más que sentirme ofendido me siento totalmente identificado.
¿Por qué será?
jeje, hombre no pretendía ofender pero como hay gente tan sensible
Lo extraño es salir con tu foto en la cabeza, y volver con ella en la camara. La mayoria de las veces sueles volver con ella en la cabeza otra vez. Al menos yo.
hay veces que la sensación es como cuando en verano cargaba con los libros para estudiar y volvía sin haberlos abierto.
Muchas gracias, creo que todos nos sentimos un poco identificados, no en todo si en parte. Yo de momento estoy en la NikonD3100, jeje, pero he pasado todas las anteriores faces, aunque he llegado a tener 2 reflex analógicas, la primera una Yasika. Yo también busco mi foto, cada día que salgo con la cámara, y cada última foto que hago siempre me digo lo mismo, es la mejor, me encanta. Esto es lo que me hace sentir bién, cada día es mejor y esto me hace sentir muy bién. (para nada soy profesional de la fotografia, pura aficionada, pero es fantástico!)
Las dos fotos són preciosas, me encantan, y el relato genial! Gracias!
Un fuerte abrazo!
Te seré sincera, no tengo fotones pero si muchos hijos, porque casi todas mis fotos son parte de mi y les tengo mucho cariño
Yo me quedo con lo que se vive mientras se busca la foto. La preparación previa, el viaje, la espera, el ambiente, etc. Todo eso hace que, aunque no se consiga la preciada foto, no hayas perdido el tiempo y siempre se saque cosas en limpio y de algún modo te sigas divirtiendo.
Porque si solamente te preocupa sacar una foto buena en la vida tendrás que sacar chorrecientas fotos malas, otras tantas regulares y otras tantas buenas y eso conlleva mucha diversión en segundo plano.
desde luego que no es tiempo perdido, el aprendizaje aunque sea lento es muy importante y forma parte de vida